Alimentos adaptógenos

Los alimentos adaptógenos son hierbas y semillas que de manera natural ayudan a nuestro organismo a recuperarse del estrés que vivimos a diario aportándonos energía. Su nomenclatura surgió de la mano del científico ruso Nicolai Lazarev. Les dio nombre durante la Guerra fría, cuando hizo que sus aliados los tomasen porque, según creía, les daría ventaja sobre sus rivales, ya que permitirían aumentar la capacidad física y mental, disminuir el cansancio, mejorar las defensas y favorecer la prolongación de la vida.

¿Son realmente beneficiosos?

Los adaptógenos son generalmente raíces de plantas, pero también pueden ser la corteza, las hojas, las bayas o algún tipo de setas. ¿Pero dónde podemos encontrar estos alimentos? Hoy en día en cualquier supermercado o tienda especializada se pueden adquirir sin problema. Entre los alimentos adaptógenos más destacados encontramos:

  • El ginseng que restaura y restablece la respuesta del sistema inmunológico y promueve la longevidad.
  • El jengibre que cuenta con agentes antioxidantes para luchar contra el envejecimiento celular.
  • Las algas que ayudan al sistema nervioso, la relajación, el descanso y el sueño.
  • Las semillas de chía que poseen hasta 7 veces más Omega 3 que un pescado azul.
  • Rhodiola rosa que funciona como termostato hormonal ya que regula el nivel de cortisol.
  • Avena y arándanos que favorecen la digestión gracias a los nutrientes depurativos.

Se supone que este tipo de alimentos permiten al organismo una buena recuperación, sin que éste se vea obligado a utilizar sus reservas, a la vez que refuerzan la vitalidad y dan una sensación de bienestar general, pero no hay ninguna investigación científica que avale estos beneficios.

Opinión de un nutricionista

El nutricionista de Medica Diet Álvaro Sánchez, asegura que “no hay una evidencia científica, con estudios serios, que demuestre la eficacia de estos productos. Se pueden leer y oír muchas experiencias personales con estos productos hablando de los beneficios producidos, pero insisto, no son efectos que se repitan en un mismo patrón en un número de sujetos suficiente. Además hay que tener en cuenta el efecto placebo, que si produce un beneficio bienvenido sea, pero es placebo; no se produce el beneficio por el efecto de la sustancia en sí”.

El nutricionista recomienda que para tener energía hay que adaptar la dieta a cada persona y aclara que “estos suplementos están muy extendidos como remedios en la población en general y muchas veces se recurre a ellos para buscar una solución sencilla. Sin embargo cuando una persona se encuentra más cansada o quiere mejorar su rendimiento físico o intelectual, influyen muchos factores a tener en cuenta, y hay que valorar individualmente cual es la causa”. Por lo que buscar alimentos milagrosos no es el remedio, según afirma Álvaro Sánchez: “Buscar una solución sencilla es atractivo, rápido y fácil, pero no siempre efectivo. Siempre es mejor y más sostenible adaptar la alimentación que recurrir a suplementos”.

Llevar una dieta equilibrada y supervisada por un especialista es lo más recomendable para alcanzar un aporte de energía extra y que tu cuerpo lo note. ”El consumo de alimentos como cereales integrales, avena, y frutas aportan suficiente carbohidrato y fibra soluble, si además añadimos frutos secos, estamos incrementando el aporte de fibra y minerales importantes en rendimiento energético”, expone el profesional.

Si te animas a probar los alimentos adaptógenos ten en cuenta que a una dieta equilibrada se le puede incluir cualquier tipo de planta, baya o raíz, pero no esperes un resultado milagroso, sino tómalo como un complemento al resto de alimentos. No obstante, como aclara el Álvaro Sánchez, “para saber que alimentos concretos elegir, en qué medida, en qué proporción, o en qué orden, hay que valorar cada caso individualmente y siempre por un profesional sanitario, un nutricionista titulado”.

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